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Durante la filmacion de: 55 Días en Pekin, Charlton Heston tenia un chofer español llamado Ricardo Perez. En cierta ocasion, queriendo practicar el castellano que habia aprendido, se subió al vehículo y le dijo a Pérez: " ¿Cómo va, viejo? ¿ Todo en orden?" . A lo que Pérez respondio: " Bastente bien, señor, solo que hace cinco semanas que no me pagan". "¡Cinco semanas! ¿Por qué no me lo has comentado antes? Espera, ni arranques. Iré a decirselo al señor Prades". Rapidamente Heston fue hasta el despacho de Jaime Prades, el interventor del productor de la pelicula, Samuel Bronston, y le comento el problema de Pérez. Prades indignado prometio que el chofer cobraria de inmediato todos los atrasos. Una semana más tarde, Heston volvio a preguntarle a Pérez: "¿Has cobrado ya los atrasos?". "No, señor", respondió el pobre Pérez. "Nadie quiere hablarme del asunto. Ya son mas de seis semanas". Entonces, en aquella ocasion, el enfurecido resulto ser Heston que regreso al despacho de Prades, y le dijo: " Jaime, ¿qué diablos pasa aquí? ¿Lleváis gastados no sé cuántos millones en esta película y le regateáis el dinero a un pobre chófer que trabaja por poco dinero a la semana?". Prades otra vez se indigno, y nuevamente le prometio a Heston que el chófer por fin cobraría, pero nada sucedio. Al final, Heston volvió a presentarse otro día ante Prades, quien al verle exclamo: "¡Chuck! ¡Por favor, por favor, no me digas que tu pobre Ric todavia no tiene su dinero!". "No, Jaime", respondio Heston, "Ric ya ha cobrado. Le he pagado yo. Lo que le debíais y un mes por adelantado. Ahora no le debéis nada a él, me lo debéis a mi. Me gustaría cobrar ahora mismo, por favor". Prades no le dijo nada al actor y le pago en el acto.
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Durante el rodaje de: La Noche de los Generales, 1967, dirigida por Anatole Litvak en la cual Peter O'Toole y Omar Sharif volvieron a trabajar juntos despues de hacerlo en: Lawrence de Arabia, 1962, dirigida por David Lean. Sharif estaba muy contento de trabajar en dicho rodaje y de tenerlo por compañero a O'Toole, pero vestir como un oficial alemán de la Segunda Guerra Mundial le resultaba incomodo, al respecto llego a recordar lo que le ocurrio una vez en que entro en una cafeteria: "... el vestir el uniforme alemán me parecia incompatible con mi físico y con mi naturaleza. ¨Es grotesco¨, fue mi primera reacción. Anatole Litvak, el director, insistió: ¨Hagamos una prueba¨. Esta fue muy conveniente. Una vez me afeité el bigote, el uniforme hizo de mí otro hombre". Pero una cosa era lucirlo en el set, y otra...: " Estabamos en enero. Rodábamos en las calles de Varsovia. Hacía un frío glacial. Entre dos planos, de forma inconsciente, entré, todavia con el uniforme, en una cafetería para tomar un café. Vi a mi alrededor miradas miedosas, aterradas, incluso las lágrimas asomaban a los ojos de las personas que estaban allí. ¨No soy alemán...¨, aclare muy deprisa. ¨Estoy rodando una pelicula norteamericana... Soy norteamericano...¨. Incluso tuve que usurpar una nacionalidad para intentar tranquilizarlos. Nadie me replicó. El camarero se negó a servirme. de forma brutal, comprendí la incongruencia de aquel uniforme alemàn en aquel pacífico bar de un barrio polaco. Sentí la tristeza que inspiraba. Salí realmente consternado. A la mañana siguiente, por curiosidad, volví a aquel pequeño café, entre dos planos, todavia vestido con aquel maldito uniforme, y recibí la misma negativa y provoqué identica consternación. Aunque habían transcurrido veintidós años, no se había atenuado de ninguna forma ni el sufrimiento ni el horror. Aquel día supe que el tiempo, a veces, es impotente para hacer olvidar. Nos quedamos un mes en Varsovia, y llevé de forma constante el uniforme alemán. Yo, que nunca había vivido la invasión de los nazis, aprendí a detestarlos".